Atraído “por el placer de los ojos” llevo visitando Marruecos 25 años, en 65 ocasiones,
disfrutando de sus variados e inhóspitos paisajes, de su rica artesanía, la hospitalidad de sus gentes y otras sensaciones
indescriptibles.
Así descubrí la alfarería del Rif que me cautivó, y a sus autoras que me han acogido
siempre amablemente, muy especialmente Aïcha la alfarera y su maravillosa familia, de la cual me siento que formo
parte.
Esta particular cerámica, origen indiscutible de su existencia ante la necesidad de
utensilios, es realizada sólo por mujeres y como una tarea doméstica más. Actualmente esta llegando al final de
sus días, por la ausencia de uso debido a la aparición de nuevos materiales industriales, sin sufrir cambios
fundamentales en su realización: moldeada sin torno, decorada generalmente con tintes minerales y cocida al aire libre.
La inminente desaparición de este arte arcaico transmitido de madres a hijas, me motivó
para llevar a cabo su estudio y recuperación como testimonio de su existencia. Buscando piezas de pueblo en pueblo,
y de casa en casa.
Aquí os muestro el resultado ordenado por las diferentes
localidades de realización e indicando la tribu a la que pertenecen, la kábila. Trabajo que dedico a sus creadoras,
las mujeres alfareras del Rif.
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